Las mujeres avanzan en la búsqueda de sus placeres y van entregándose a sus propios deseos, explorando su sensualidad y erotismo. Su cuerpo sumido en el rito de reconocimiento aporta satisfacción y placer. Aprenda sus reacciones y sensibilidades, información también valiosa a la hora de compartir las sexualidad con otros.
Prepárese para entrar al rito del autoplacer. Siga esta secuencia primero de relajación y liberación de sus tensiones y poco a poco aprópiese de su cuerpo, sus zonas más sensibles y disfrute.
Para relajarse escoja un lugar íntimo, siéntese en una silla y respire profundamente hasta que encuentre un ritmo cómodo. Haga que su cuerpo se vaya inclinando lo más bajo que pueda, hasta que todo cuelgue flojo, como una muñeca de trapo. Para verificar que todo el cuerpo está relajado, busque mentalmente los puntos aún rígidos y relájelos con un masaje hasta que elimine la tensión muscular y su cuerpo quede en completo reposo. Tómese unos cinco minutos en esta posición o hasta que note que esté totalmente relajada. Incorpórese lentamente otra vez, empezando por la cintura y terminando por la cabeza.
Conciencia de su pelvis
Muslos y pelvis no sólo son soporte importante de la sexualidad femenina, son sensibles y se puede ampliar su energía y actividad mejorando el cuerpo y el sexo.
Sienta cómo fluye la energía entre sus muslos y pelvis. Estírese en el suelo, en un lugar cómodo, levante las rodillas de forma que la planta de los pies quede apoyada firme en el suelo. Empuje el abdomen hacia arriba y arquee la espalda de manera que las nalgas se eleven.
El peso del cuerpo debe sostenerse sobre los hombros y los pies. Mantenga la posición unos minutos y deje que su cuerpo descienda suavemente hacia el suelo.
Genitales relajados y estirados
Agáchese con los brazos entre las piernas y los pies planos sobre el suelo, como en cuclillas. Puede ser un poco difícil mantener el equilibrio. Descuide, después de practicarlo un par de veces logrará sostenerse en esa posición. Respire hondo y mantenga esta postura unos tres minutos.
Tras haber completado el ejercicio, recuéstese en la cama y relájese un minuto o dos antes de pasar a la última fase.
El automasaje, la mejor parte
Esto requiere de tiempo, una habitación cálida y confortable, sólo para usted.
Frote sus manos con un poco de aceite de masaje y espárzalo con movimientos suaves por su cuerpo: brazos, piernas y el pecho. No toque aún sus genitales, al menos no por ahora.
Matice la distribución del aceite con distintos tipos de tacto o pulsaciones. Ahora concéntrese en los pechos y pezones. Los genitales aún no los considere. Aporte imaginación y quizá traiga a la escena alguna fantasía o recuerdo sexual que le interesen y exciten.
Y llegó la hora de los genitales, su vulva está allí para ser explorada. Recorra la zona cercana al clítoris, luego acaricie el clítoris, variando la presión y velocidad de sus movimientos.
Para lo único que no hay espacio es para las inhibiciones. Mueva su cuerpo al compás de la estimulación y excitación.
Diversifique, con una mano siga estimulando el clítoris y con la otras preste atención a los senos. Empuje los genitales contra su mano. Si como suponemos, la excitación aumenta, gima y jadee si quiere.
Continúe allí hasta el orgasmo, hasta que tenga ganas o continúe después del espasmo. Déjese llevar por esta experiencia altamente erótica, disfrútela y luego comparta su experiencia con una pareja.