A través de un intercambió a la Universidad de Malmö en Suecia, el estudiante del octavo semestre en Relaciones Internacionales de la Universidad de Colima, Gerardo Morales Lizárraga descubrió que una movilidad estudiantil brinda a los jóvenes una gran confianza en su preparación académica, pues “si estuviste tan lejos en un lugar donde no está tu gente y se habla otro idioma y traes resultados satisfactorios, quiere decir que donde estudias te están preparando bien y que vas listo para lo que te pongan adelante”.
Al hablar de las razones que lo llevaron a elegir ese lugar para su intercambio, el estudiante señaló en entrevista que su deseo era realizar movilidad a un lugar donde se dominara el inglés para practicarlo, pero a la vez salir del continente americano, y le interesó Suecia por el deseo de conocer la nieve y por la fama que tienen los suecos en la calidad de su educación.
Gerardo comentó que su intercambio le representaba un reto y sentía un poco de presión, pues sabía que tomaría sus clases y exámenes en inglés y que sería evaluado en ese mismo idioma; además, estaba la famosa exigencia de los suecos en temas académicos, “pero si vas a probarte en un intercambio, hay que medirse con un estándar alto”, enfatizó.
Dijo también que tuvo que pasar por un proceso de adaptación “al que nadie te prepara”, pues resintió la ausencia de la familia, de los amigos y de cosas tan cotidianas como la alimentación y el transporte; “fue placentero, es un proceso diferente y nadie te obliga a hacerlo, pero sí representa contratiempos, desde que te pierdes porque no conoces los nombres de las calles hasta que hay momentos de éxito, por ejemplo cuando recibes tu calificación y no tienes a tus papás para que los veas de frente para mostrarles el examen”.
Sobre la ciudad de Malmö en la que radicó por medio año dijo que se encuentra al sur de Suecia, junto al estrecho que conecta Copenhague con Suecia, y estableció un símil entre nuestra máxima casa de estudios y la de este país europeo, pues se trata de universidades pequeñas pero con gran fama dentro de su país.
Para Gerardo en su experiencia, además de la comida y la arquitectura, uno de los aspectos más importantes que le quedan en la memoria es la gente de aquélla nación europea, pues describió a los suecos como personas maravillosas que lo recibieron con los brazos abiertos; “todo está permitido en un ambiente de convivencia muy tranquilo y sobrio que tiene la sociedad sueca, ellos muy serios y reservados hasta cierto punto pero, yo lo comprobé, una vez que logras vencer esa barrera son amigos de verdad”.
El joven universitario dijo además, que su estudio en la Universidad de Malmö fue un reto que tomó con gusto, sobre todo en lo que respecta a la adaptación a su sistema educativo, “pero una vez que le agarras el hilo, te das cuenta que puedes todo porque tu universidad de origen te dio las herramientas necesarias”.
Al hablar de sus estudios durante la movilidad, explicó que se trataba de un curso dividido en tres segmentos llamado Estudios de Paz y Conflicto y estaba relacionado con temas como la sociología y la historia de la guerra. En este sentido, añadió, dicho curso le permitió conocer las raíces de los procesos de enemistad que después llevan a los estados a la guerra.
“Uno cree que la guerra es un concepto que involucra tanques y balas, pero este tipo de estudios te permiten conocer que comienzan por cosas tan pequeñas como una frase o una idea, que la guerra comienza en una mesa con ideas y es algo que se sale de nuestras manos. Precisamente en Suecia está el instituto más reconocido sobre las investigaciones de la paz y ellos son precursores en el tema”.
Respecto a la carrera que eligió para sus estudios profesionales, Morales Lizárraga comentó que al salir de la preparatoria tenía un marcado interés por aprender idiomas, pero no para ejercer la docencia, así que al ver el programa de Relaciones Internacionales de la Universidad de Colima se decidió por él porque allí se imparte inglés y una optativa en lenguas asiáticas, entre las que se encuentran el chino, el coreano y japonés.
“Me di cuenta que el plan de estudios de Relaciones Internacionales abarca también un poco de historia, economía, estadística e introducción al derecho; me pareció un carrera muy completa. Sabía que esta licenciatura me posibilitaría crecer en muchas direcciones, permitiéndome siempre aprender idiomas”.
Por último, el entrevistado dijo que al egresar le interesa incorporarse al mundo laboral a la par de realizar una maestría, pero después del intercambio no abandona la posibilidad de viajar de nuevo a través de una beca para realizar algún posgrado fuera del país; “todos mis compañeros que regresaron de diferentes partes del mundo llegaron con la misma visión: que es la experiencia de su vida hasta el momento, porque tenemos 22 o 23 años, pero hasta el momento todos están convencidos de que es la experiencia de su vida”.
Por su parte, la mamá de Gerardo, la señora Jael Lizárraga Rodríguez dijo que desde que su hijo entró a la licenciatura les habló del interés por realizar un intercambio y tanto ella como su esposo, el señor Pedro Morales Horta pensaron en apoyarlo, porque desde niño mostró un enorme grado de determinación en lo que quería para su formación, además de ser un excelente estudiante, dijo la orgullosa madre de familia.
En lo que respecta al señor Pedro Morales, dijo que se trata de una experiencia que fortaleció a Gerardo, “creo que el intercambio es una excelente oportunidad que se le ofrece al estudiante, nosotros lo comprobamos con nuestro hijo; es una motivación que da la universidad y que aún nos sigue dando muchas satisfacciones”.