Sin seguridad social el 27.4 por ciento de adultos mayores: investigadora

Colima.- “Adultos mayores vistos por sí mismos” es el título de la conferencia que impartió la directora de Educación Continua y profesora de tiempo completo la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Colima, Susana Aurelia Preciado Jiménez, en el marco de la Semana Cultural que conmemora el Día Internacional del Adulto Mayor.

Explicó que, según los datos a nivel nacional del Instituto de Geriatría en México y el censo de población 2010, existen 10 millones 55 mil 379 personas mayores de 60 años, las cuales representan el 9.6 por ciento de la población en México. Esto quiere decir que el país ya es considerado como una nación de adultos, porque según indicadores mundiales, al rebasar el 8 por ciento de personas mayores de 60 años, se habla de un país de adultos.

Susana Aurelia Preciado dijo que, según los estudios, quienes viven más son las mujeres, y entre la población varonil, los que viven más son los hombres casados, pues los viudos mueren más pronto y las viudas viven más años. Del 9 por ciento de la población, el 6.3 son solteros, el 60 por ciento están casados o unidos y el 33 alguna vez estuvo unido con alguien.

Llamó la atención en el hecho de que en el sistema de seguridad social de México, de los 10 millones de adultos mayores, solamente el 38.8 por ciento está inscrito al IMSS, el 9.3 está dado de alta en el ISSSTE, el 20.4 al seguro popular, y las instituciones privadas atienden el 4.1 por ciento. El 27.4 no tienen ningún tipo de seguridad social.

Dijo que en un estudio realizado por la Universidad de Colima y otras universidades nacionales y extranjeras, se analizaron cuáles son las condiciones de los adultos mayores en Colima; “se vieron todas las instituciones que ofrecen atención a los adultos mayores, y se dieron cuenta de que la mayor parte de los asilos o casas de atención gerontológica tienen personas poco capacitadas o no calificadas para atender a los mayores”.

El personal de apoyo, agregó, “solamente lo hace con la intención de que quieren colaborar, lo cual es bueno, pero la falta de capacitación puede llevar a problemas en el manejo con las personas de la tercera edad”, comentó. Sobre el diseño de políticas públicas para esta población comentó: “descuidan la atención en el aspecto de cómo se perciben ellos mismos”.

Susana Aurelia Preciado señaló que el envejecimiento en la población en México se ha hecho evidente desde finales del siglo XX, y que será el cambio demográfico más evidente en el siglo XXI.

“Una tarea consiste en revalorizar a estas personas, estimular su inserción en la vida familiar, social y comunitaria. El concepto de vejez o tercera edad corresponde a un juicio social más que biológico, cronológico, funcional o vital”, argumentó.

Dijo que en la época de las cavernas la gente solía morir a los 25 años, que esos eran los viejos, y que con el paso del tiempo y la mejor calidad de vida, la edad de la vejez fue cambiando para llegar a los 75 años de la época actual en México. Antes, enfatizó, los viejos eran más respetados porque eran los depositarios de la cultura de la comunidad, “y ahora se les considera dependientes y se asocia la vejez con abandono y pobreza”.

Señaló que la familia es una importante red de apoyo social en la vejez: “Sacar al adulto mayor del núcleo familiar es el error más grande que podemos hacer –dijo–, ya que las personas adultas con mayor calidad de vida son las que están acompañadas”. Aclaró, además, que a ellos les gusta más que les digan viejos o adultos mayores que personas de la tercera edad.

La profesora resaltó que estudiar los contextos culturales e históricos permite saber la definición del fenómeno del envejecimiento, el cual se puede conocer mejor a través de la interdisciplina, ya que el Trabajo Social, la Medicina, Psicología y Nutrición abordan, cada una, un solo aspecto de la persona, mas no la totalidad.

“Lo ideal es que se congreguen las diferentes disciplinas para que se atienda con calidad al adulto mayor y se tenga una intervención multiprofesional”, dijo.

Comentó por último que la percepción de los adultos sobre su propia vejez proyecta asertividad, satisfacción y orgullo por los logros de la familia; “siempre hacen referencia a que llegarán cosas mejores”. BP

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