El gobierno sirio ha aceptado la hoja de ruta presentada por la Liga Árabe para acabar con la crisis en ese país, que incluye el cese de todas las acciones violentas y la liberación de los detenidos durante las protestas contra el régimen del presidente Bachar al Asad.
En una reunión extraordinaria de la Liga Árabe en su sede de El Cairo, las autoridades sirias dieron su aprobación al plan de un comité ministerial de los países árabes, que también prevé abrir el país a observadores y periodistas. Siria se ha comprometido a retirar su presencia militar de las ciudades y las zonas residenciales, según dijo la Liga Árabe en un comunicado.
La hoja de ruta trazada por una comisión ministerial de la Liga Árabe recibió la aprobación del gobierno sirio, que también aceptó abrir sus fronteras al escrutinio de observadores árabes y de la prensa internacional. La aceptación del plan llegó precedida de 24 horas de suspense, después de que Damasco emitiese un escueto comunicado el martes en el que reconocía haber alcanzado un acuerdo, pero desde la Liga Árabe se sembrase después la incertidumbre al respecto.
El primer ministro de Qatar, Sheikh Hamad bin Jassim al-Thani, dijo en una rueda de prensa tras la reunión que están «muy contentos de haber alcanzado este acuerdo» y que «será aún más feliz cuando se aplique».
El presidente de la comisión mediadora árabe, el ministro catarí de Exteriores, Hamad bin Yasem al Zani, compareció ante la prensa para leer la hoja de ruta y lanzar una advertencia: la única garantía válida por parte de Siria es la inmediata implementación del plan para acabar con la crisis.
Si no lo hace así, amenazó Al Zani, los países árabes volverán a reunirse para tomar medidas. Además del cese de toda represión violenta y de la liberación de los detenidos, el plan estipula el repliegue de ciudades y barrios del país de «toda presencia armada».
A medida que se logre un progreso «palpable» en el cumplimiento de los compromisos, la comisión ministerial árabe abrirá consultas con las autoridades y la oposición para preparar la celebración de una conferencia de dialogo nacional dentro de dos semanas.
Ante la presión internacional, Damasco recibe así un balón de oxígeno gentileza de sus vecinos árabes, que desean evitar a toda costa una eventual intervención extranjera y son muy conscientes de la vital importancia estratégica de Siria.
Como reconoció ante los periodistas el secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Nabil al Arabi, la iniciativa de este organismo tenía un propósito fundamental: «Encontrar una solución árabe a la crisis».
Las autoridades sirias, por su parte, insistieron en su argumentación de que siempre han apostado por el diálogo nacional como forma de salir de la crisis creada por la rebelión popular que reclama la marcha de Asad, desde el pasado marzo.
«Siria siempre ha rechazado la violencia y el derramamiento de sangre siria, y siempre ha invitado al diálogo nacional para salir de la crisis y que la patria recupere su estabilidad e inicie el proceso de reformas verdadero», dijo el embajador sirio ante la Liga Árabe, Yusef Ahmed. El embajador acusó también a «algunos dentro y fuera del país» de querer que la crisis se extienda y de «abrir la puerta a intervenciones extranjeras lejanas al interés nacional».
Por su parte, la oposición siria, sin embargo, considera que el régimen acepta sólo aparentemente la propuesta para ganar tiempo. «Pese a ello, estamos contentos de esa iniciativa de la Liga Árabe», dijo Yalid Chosha, un miembro del Consejo Nacional de la oposición siria.
Para Omar Edelbe, miembro del Consejo Nacional Sirio (CNS, que agrupa a los opositores sirios), «el régimen no cumplirá el acuerdo, porque continúa su dependencia de las fuerzas armadas y de seguridad». Edelbe pronosticó que Asad «no se aventurará a renunciar al uso de la fuerza para reprimir la revolución popular».
Pese a todo, dio la bienvenida a la iniciativa árabe, que contempla como una interpelación a que las autoridades sirias «cumplan demandas específicas», y que no obliga en nada a la oposición. «Al aprobar el plan árabe, el gobierno ha reconocido la existencia de la oposición, representada en el Consejo Nacional Sirio», subrayó Edelbe.
Otro destacado opositor, el ex vicepresidente sirio Abdel Halim Jadam, destacó que el acuerdo de hoy «no será aceptado por los sirios, ya que están decididos a terminar con el régimen, que mata y humilla a su pueblo». Para Jadam, la única solución es que la Liga Árabe anuncie su ayuda a la revolución siria, suspenda la actividad de Siria en el organismo e imponga sanciones, acompañada por el resto de la comunidad internacional.
A pesar del acuerdo, Estados Unidos ha reiterado su llamamiento para que Asad dimita. «Nuestra posición sigue siendo que el presidente Asad ha perdido su legitimidad para gobernar y debe renunciar», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
El compromiso de Damasco a cesar la violencia no impidió en cualquier caso que hoy se viviese una nueva jornada sangrienta en Siria, con la muerte de al menos 25 personas, de ellas 21 en la rebelde provincia de Homs (centro), la más activa en la sublevación contra Al Asad.
Los Comités de Coordinación Local y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos revelaron que hubo once muertos en la ciudad de Haula, en Homs, en un ataque armado de seguidores de Asad. El Observatorio precisó que los fallecidos en Haula eran trabajadores de una pequeña fábrica que perdieron la vida por disparos de un grupo armado proveniente de aldeas cercanas.
El pasado día 16, la Liga Árabe decidió convocar al gobierno sirio y a la oposición para que iniciaran un diálogo nacional en los quince días siguientes en El Cairo y bajo su supervisión, lo que fue rechazado por la oposición.
Desde mediados de marzo pasado, Siria es escenario de revueltas populares contra el régimen de Asad, que han causado la muerte de unas tres mil personas, entre ellas unos 187 menores, según las últimas cifras de la ONU.
Con información de Milenio