Por: Balvanero Balderrama García
Cantaba Luis Eduardo Aute, recientemente fallecido, que hay realidades difíciles de conseguir; que, en todo caso: “es más fácil encontrar rosas en el mar”.
Su propuesta musical me agrada, sus letras y melodías; conozco poco menos que nada de sus pinturas y otras incursiones en distintas áreas de las artes bellas.
Sin embargo, esa aspiración por construir distintas y mejores sociedades –desde la perspectiva de cada autor-, ha sido denominada como utopía. Dos famosas recuerdo, la de Francis Bacon –La Nueva Atlántida- y la de Tomás Moro –Utopía-; cabe aclarar que no son las únicas.
Los mundos utópicos, aspiracionales, no se logran sin la participación de las personas. No es algo mágico. Transita por la toma de conciencia de quienes se convencen de transformar su entorno. Requiere trabajo, constancia, decisión, liderazgo, sentido de comunidad, pertenencia, evitar el egoísmo, pensar en el colectivo sin perder la propia identidad.
En los momentos actuales no se pretende construir un mundo utópico, sino retomar la cotidianeidad perdida. Pero para logarlo se ocupa lo que se escribió anteriormente. Si nos es posible trabajar de manera coordinada, uniendo esfuerzos, poniendo cada quien lo que le corresponde, entre otras cosas, seguramente se podrá salir de la actual situación de emergencia minimizando los daños al de por sí resquebrajado tejido social.
Podemos apreciar grandes esfuerzos y compromiso; podemos apreciar la necesidad en infraestructura; nos damos cuenta que el personal de primera línea, dicho por ellas y ellos, no está siendo protegido adecuadamente, al no dotarlos de los insumos básicos para atender a quienes enferman. Sólo por mencionar el área de la salud, y esto someramente.
También observamos a personas que no dimensionan la seriedad de este asunto: salen sin necesidad, no tienen los cuidados necesarios, no se cuidan y, de esta manera, ponen en riesgo a las demás personas.
Los ejemplos, para quienes quieran leer, están ahí: Italia, España, EEUU, China, Corea del Sur… negativos y positivos.
Aprendamos de la experiencia de quienes están teniendo primero este flagelo, hagamos aquello que les ha dado cierto margen de manejo de la pandemia y evitemos lo que exponenció los contagios.
Cuando esto pase no seremos los mismos y el dinosaurio seguirá allí.
balvanero@gmail.com / @Balvanero.B