Por Balvanero Balderrama García
Nunca como en estos tiempos se hace necesaria una vivienda adecuada, funcional, “digna y decorosa”, como cita el Artículo 4to constitucional al darle el rango de un derecho.
Los espacios de las casas se han convertido, a raíz de la pandemia, en oficina, aula, lugar de esparcimiento, además de los usos tradicionales.
¿Cómo están nuestras viviendas? ¿Son espaciosas? ¿Es posible, sin sacrificar lugares, habilitar espacios para usos como el de trabajar o estudiar? ¿Permite la privacidad?
Un lugar que anteriormente nos funcionaba como lugar de descanso y para alimentarnos, ahora, en muchos casos, es el centro de todas las actividades; familias nucleares, extensas, compuestas, etcétera, comparten el mismo espacio todos los días, todo el día con sus noches.
Surgen muchas preguntas en torno a un tema tan relevante; siempre lo ha sido, desde que el ser humano se congrega y vive en grupos, buscando espacios para resguardarse, ha sido una preocupación permanente el dónde vivir.
También, es un interés constante el mejorar el lugar donde se vive: desde pintura, impermeabilización, mejoras, ampliaciones.
¿Cómo son las viviendas en nuestro país? Recientemente, el lunes de esta semana, el INEGI dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Vivienda 2020 (ENVI), una excelente radiografía de temas sumamente interesantes sobre el parque habitacional en el país.
Sólo quiero hacer referencia, por espacio, a un tema: las viviendas mini.
El universo de viviendas en el país, reporta la encuesta, fue de 35.3 millones en el 2020. De ese total, el 28.1 por ciento tenía hasta 55 metros cuadrados de construcción. La entidad con mayor porcentaje de sus viviendas en esta condición es Campeche con el 44.3 por ciento, Aguascalientes tiene el menor, 7.8% y para Colima se reportaron casi 18 de cada 100 viviendas con 55 mts2 o menos.
Imagine usted a una familia en esos espacios, agregue el calor, las problemáticas, necesidades propias de cada uno/una de sus integrantes. No sabemos las dimensiones de los terrenos donde se ubican estas viviendas. Porque, regularmente las mini viviendas, están ubicadas en mini terrenos. Ni para donde hacerse, literalmente hablando.
Recuerdo un concepto que leí hace muchos años: viviendas expulsoras; moradas que al no ofrecer lo mínimo indispensable, sobre todo a jóvenes, hacían que buscarán pasar el menor tiempo posible en ellas.
Otros temas sobre los que brinda información la ENVI2020 son: características, tenencia, condición de habitabilidad, seguridad, financiamiento, gastos en la vivienda, nivel de satisfacción de quienes ahí viven, necesidades y demanda, impacto por Covid-19. Como puede ver, muy amplia temática, interesante y pertinente.
Esperemos que esta información, y de otras fuentes, permita tomar decesiones, política pública, en materia de vivienda que dignifique los espacios que son responsabilidad del gobierno: las llamadas casas de interés social.
No es un tema menor. Tiene que ver, también, con la salud mental. Vale la pena que se ponga a discusión la normatividad del Infonavit y el Fovissste, en cuanto a las principales instituciones que ofertan la llamada vivienda de interés social, para que responda al mandato del artículo cuarto constitucional, que se aprueben viviendas “dignas y decorosas” a la clase trabajadora. Más allá del lucro empresarial, el bienestar poblacional.
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