Trabajo doméstico
Balvanero Balderrama García
Es difícil que alguien no conozca a alguna persona que se dedique a trabajar en labores domésticas a cambio de un pago.
La Agencias Global de Noticias/UNICEF publicaron el Manuel de Trabajo Doméstico Remunerado (2012), ahí lo define como: prestación de servicios a una familia, en su lugar de residencia, a cambio de una retribución monetaria/salario (pág. 6).
En los últimos meses, este tema ha estado en las principales noticias a nivel nacional por las exigencias de prestaciones sociales que se piden para quienes, mayoritariamente mujeres, trabajan en los hogares a cambio de una retribución económica. Inició el programa piloto de inscripción al IMSS, para garantizar acceso a la salud y a la seguridad social, de quienes se dedican a esta labor en nueves estados del país, que se indica concentran el 59% del trabajo remunerado en el hogar: Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Veracruz, Puebla, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca y Guanajuato.
Este se puede considerar un tema de justicia, ante los derechos que deben tener quienes realizan un trabajo, tanto que fue tema en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Una fuente de información para conocer estadísticamente la magnitud de este segmento lo es la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, que realiza de manera regular el INEGI.
Ahí podemos saber, por ejemplo, que al cuarto trimestre del 2018 en el país había 2,299,010 personas dedicadas al trabajo doméstico remunerado; de ese universo, a nivel nacional, el 91% eran mujeres y el 9 por ciento varones. La entidad que tiene la brecha menos amplia es Yucatán donde el 81 por ciento fueron mujeres y el restante 19% varones; en contraparte, Veracruz tiene la brecha más grande con el 98 por ciento de mujeres y el 2% de hombres dedicados a esa labor.
El estado de Colima es el último en cuanto al número de personas dedicadas a esta actividad, 15,963; de los cuales, 86 de cada 100 eran mujeres y 14 varones.
Es admirable conocer historias de cómo mujeres, principalmente, con su esfuerzo y tesón, trabajando “limpiando casas” sacaron a su familia adelante, les dieron estudio. También conozco a estudiantes que de esta manera se sostuvieron sus estudios, hasta concluir una licenciatura. No hay trabajo denigrante, aunque para algunas personas este lo sea, al contrario, el trabajo dignifica cuando se hace con honradez y dedicación. Es de desear que este programa piloto se amplíe a todos los rincones del país, para la seguridad de las mujeres y hombres que tienen como actividad principal el trabajo doméstico.
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