Como no hay dominio sobre el instinto sexual, sobre todo en la población de riesgo, se promueve una educación sexual que no sólo impida las enfermedades transmitidas sexualmente o el nacimiento de niños no deseados, sino que también impulse una paternidad responsable.
La Secretaría de Salud y Bienestar Social del Gobierno del Estado dijo que la paternidad responsable se pone en práctica para determinar el número de la familia y es en la etapa preconcepcional donde se abordan aspectos físicos, económicos, psicológicos y sociales para que el embarazo no sea una sorpresa, sino el corolario de una preparación de la pareja,
En este sentido, se impulsan acciones multidisciplinarias para que la población conozca los aspectos biológicos de la concepción, el mejor momento para ejercerla, cómo evitar los riesgos de un embarazo no deseado y cómo espaciar las gestaciones.
Se busca que la decisión parta de la pareja, previo conocimiento y educación de la misma, de tal manera que los padres tengan conciencia que procrear un ser humano implica no sólo un compromiso y deber recíproco entre la pareja, sino también ante el hijo, la familia y la sociedad.
Aunque la mujer es la primera que se da cuenta que es madre y el esposo adquiere conciencia de su paternidad a través de su esposa, ambos son responsables de la potencial y después efectiva paternidad responsable, asumiendo ante si y los demás la responsabilidad de la nueva vida suscitada por ellos.
La medicina, la ciencia y el arte al servicio de la vida y salud de las personas colaboran en el ejercicio de una adecuada paternidad responsable. Los esposos aprenden lo que significa ésta por propia experiencia y, también, de la experiencia de otras parejas que viven en condiciones análogas.
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