TRUMP EN SU LABERINTO
CARLOS OROZCO GALEANA
El mundo ha sido testigo de cómo un hombre agresivo, cruel hacia los pobres, xenófobo, anti ambientalista y no tan bien preparado en temas de economía, gobierno y administración para gobernar una nación como Estados Unidos, llegó al poder para sorpresa del mundo. Un hombre ignorante de que los seres humanos tienen derechos inalienables que han de ejercerse en una nación democrática porque son la dignidad misma de cada uno. A pocos días de haber tomado el cargo, muestra al mundo su agresividad y su intolerancia hacia una nación con la que su país tiene relaciones de la más diversa índole.
A pesar de que hubo misa tradicional antes de la ceremonia de su asunción al poder y juró ante una Biblia para preservar el destino de la Unión y el ejercicio de gobernar para el bien general, Trump introdujo el desasosiego y enojo en millones de personas de USA y no se diga de México por las políticas amenazantes que vislumbró desde que fue candidato y que está cumpliendo día tras día.
A mí se me hizo increíble, como a muchos millones de norteamericanos más, que haya sido electo para ese cargo una persona sin equilibrio emocional, que se pone los guantes contra quien sea, y que seguro no ha leído un libro completo de economía, ética, derecho o religión. Al menos de esto último le acusan sus numerosos críticos para decir que Donald es un hombre común, pero suertudo y audaz pues sorprendió a medio mundo y se hizo con un puesto importantísimo entre las naciones gracias en parte a su dinero.
“El electorado norteamericano nombró como Comandante en Jefe del ejército más poderoso del mundo a un menor de edad con severas deficiencias emocionales y mentales, un peligro para la humanidad, porque este pequeñito juega no solo con una pistola 45 cargada, sino con un temerario poderío nuclear que, de estallar, podría mover el eje de la Tierra”, comentó para El País Martín Moreno.
Trump, quien no ha mostrado una pizca de humanismo, ofendió a sus propios compañeros de partido, a mujeres en general, artistas, amas de casa, intelectuales, políticos opuestos a él, claro. En el camino para llegar a donde finalmente llegó, mintió todos los días acerca de supuestas bondades que encarnaba su candidatura y manipuló a gran parte de la masa electoral como saben hacer muy bien los populistas: decir lo que las audiencias a modo quieren escuchar.
Mientras tanto, el presidente saliente, Obama, terminó con una aceptación del 65 por ciento, alta si consideramos que el poder ejercido durante 8 años desgasta a cualquier político. Y Trump llega apenas con el 45 de aceptación. Tremendo para éste. Además, las manifestaciones contra su proyecto y contra él mismo, están a la orden del día pues amenaza deportar unas 11 millones de personas que ya han hecho vida en la Unión americana. Millones de mujeres están en lucha contra sus políticas amenazantes y discriminatorias. E incluso la iglesia católica ha reprobado sus conductas.
La gente ha estado opinando, escéptica, acerca del juramento bíblico que hizo este hombre. No les inspira confianza esta demostración de su supuesta espiritualidad, porque sus malos antecedentes dominan en su trayectoria. Recuérdese que construyó un emporio de unos 4 mil millones de dólares, pero declaró en quiebra varias de sus empresas para burlar al fisco y no pagar liquidaciones a trabajadores. Es decir, su pasado lo condena como un hombre corrupto.
¿ Tendrá el poder Trump para hacer lo que desee apoyado por su gabinete, su partido y el congreso, principalmente el muro, que quiere que paguemos nosotros ? Está por verse si este hombre también se da de topes frente a los intereses de las armadoras de autos, algunas de las cuales se han retraído en sus proyectos de inversión por temor a sufrir represalias. ¿Podrá expulsar a millones de indocumentados nomás por sus pistolas? Por lo pronto, están en pie de lucha alcaldes de ciudades santuario que defenderán ante tribunales los recursos que por ley reciben y necesitan y en Gran Bretaña se organiza la gente para no recibirlo en una visita de estado. Ya tiene Trump su laberinto.
El mundo necesita hoy gobernantes democráticos, sensibles y humanos que armonicen a las sociedades, no gente desquiciada como Trump, Duterte de Filipinas o Maduro de Venezuela. Gobernantes que practiquen el evangelio se reconozcan o no cristianos. Ninguna sociedad prospera en el odio, la mentira y la provocación. Toma nota de esto que escribo, Donald.