( El carnal Marcelo: soy un político de izquierda con 23 años de conocer a Amlo. No lo traicionaría)
Por Carlos Orozco Galeana
La sucesión presidencial cobra mayor auge en medios y redes sociales tras multiplicarse las actividades que algunos aspirantes hacen por todo el país, sobresaliendo los de Morena porque tiene más recursos y el permiso de ya saben quién, incluido también en tal conjunto el “hermano desobediente”, Ricardo Monreal, quien posiblemente está trabajando las causas de divorcio con Morena debido a que no le hace malos gestos a una posible participación como candidato presidencial amparado en otras siglas, analizando sobre todo que los ojos presidenciales están puestos en la figura de Claudia Sheinbaum.
La gobernadora de la ciudad de México anda prácticamente en campaña desde hace varios meses bajo la bendición presidencial. Con ella, le harán “manita de puerco” a otros postulantes, de seguro. A la que madruga Dios le ayuda, ha de decir doña Claudia, y puede estar en lo correcto. A lo largo de varias entidades, sus simpatizantes y algunos gobernantes entre ellos, han tapizado de propaganda en abierto reto a normas electorales.
Pero el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, tampoco se queda atrás, anda empoderado, siente que por ser varón y amigo de muchos años de Amlo, puede recaer el dedazo en su favor y deja sentir en sus recorridos que tiene grandes posibilidades de ser bendecido con la candidatura. Es un misterio por ahora saber de dónde salen esos recursos.
Ricardo Monreal se cuece aparte. Es un tiburón de la política que se las sabe de todas, conoce bien a Amlo y sabe que no tiene su simpatía. De hecho, se ha manifestado innumerables veces con una negativa a participar en la carrera presidencial usando encuestas como instrumento de medición y decisión. Le duele aún haber sido víctima de algo como una conspiración cuando aspiró al Distrito Federal y fue vencido por Claudia y enviado a un lejano cuarto lugar. Como para que no protestara. Claro, nadie supo jamás, ni Ricardo, cómo se preparó esa encuesta ni entre quienes hipotéticamente se realizó. Y le quedó la espina clavada en lo más hondo del alma, sospechando fundadamente que su amigo Amlo le jugó el dedo en la boca.
Pero Ricardo tiene simpatías con una fracción de Morena, con los duros y en algunas áreas de otros partidos. Se sabe que Movimiento Ciudadano le ofrecería la candidatura y se habla incluso que participaría en unas primaras para abanderar la coalición por México.
Monreal tiene un antecedente a favor: se le reconocen sus conocimientos, (doctor en Derecho), experiencia y convicciones, como lo demostró en Zacatecas cuando renunció al Pri y jugó por el Prd para ser gobernador. Lo hizo a tiempo, tuvo agallas y por ello no se descarta su ruptura con Morena.
El otro aspirante, Marcelo Ebrard, ha dicho que está dispuesto a participar pero habiendo piso parejo y en una encuesta nacional. El tiene datos de que está por arriba de Claudia Sheinbaum en una medición de tal naturaleza y sí, es muy probable que pudiera aventajarla. Marcelo luce como un aspirante muy compenetrado de la problemática nacional e internacional y como un hombre maduro y más reflexivo, con más empaque político que Claudia, pero seguramente en el ánimo presidencial ésta cuenta más porque la percibe muy obediente, como un clon lo cual ha demostrado durante su mandato, circunstancia que significa muchas dudas para el electorado, que no quiere un maximato.
Como para generar confianza, Ebrard Casaubón, sostuvo en una reunión con militantes en Coyoacán, Ciudad de México, que ha estado 40 años en la vida pública, preparándose, porque, “gobernar no es improvisar” y que de obtener la candidatura a la presidencia de la república ofrecería una “continuidad con cambio” en los principales proyectos del actual gobierno, como la Guardia Nacional, el Tren Maya y un sistema universal de salud con cobertura universal.
Estas palabras, que son en si compromisos concretos de los cuales se duda que finiquiten este sexenio, indican que las obras insignias que no alcance a terminar el actual gobierno, él las continuaría, pues jamás ha pensado en “ traicionar” al presidente López Obrador.
Pero Marcelo, al fin de cuentas, tendrá que lidiar con la percepción de muchos mexicanos en el sentido de que algo tiene de responsabilidad en el accidente de la Línea 12 del metro que costó casi treinta muertes, y también por el eco que ha originado el texto El Rey del Cash de Elena Chávez, quien expone cómo el regente financió con dinero del gobierno la candidatura de Amlo a la ciudad de México y otros proyectos de su partido.
La solidez de Morena y su abundancia en candidatos potenciales ganadores, al menos en el papel, contrasta con la suerte de la oposición, donde hay figuras muy conocidas pero que no lograrían consenso fácilmente. Se han dilatado demasiado porque a muchos actores políticos les importa más su suerte personal que el destino del país.
El tiempo corre aprisa y se antoja que la multicitada coalición opositora tendría que abocarse a hacer creíble su potencial y a unificarse para enviar un mensaje de que tiene posibilidades de ganar y ser competitiva. El resultado de las elecciones en el Estado de México y Coahuila dará pauta, en forma indirecta, sobre sus posibilidades reales.