Por CARLOS OROZCO GALEANA
(Se rehúsan los consejeros a tocar el tema de sus altos salarios. Ni Joe Biden gana tanto como Ruiz Visfocri.
El Instituto Electoral del Estado vive una crisis presupuestal desde hace muchos meses que se ha manifestado pública y reiteradamente. Se entiende la exigencia de sus directivos y demás plantilla laboral porque justo detrás de la problemática hay obligaciones incumplidas a sus trabajadores, quienes tienen derecho a recibir un salario justo por su trabajo.
Mucha gente se preguntará por las actividades que realiza el IEE y pensará quizás que si la actual no es temporada de elecciones no ha lugar entonces a la exigencia de recursos, mas la verdad es que la institución efectúa tareas a lo largo del año que deben financiarse. No se olvide que la democracia asegura el estado de derecho y la pureza de la voluntad colectiva en libertad.
En estos momentos, es seguro que numerosas familias están pasando apuros económicos para financiar sus gastos y recurriendo a instituciones crediticias o con parientes o amigos que les auxilien en este momento tan complejo y difícil.
La pregunta es por qué algunas de las autoridades a las que han recurrido los consejeros del IEE les niegan hasta el saludo.
¿Qué no están ahí para resolver asuntos, para escuchar al menos? ¿Esta indiferencia es una actitud aislada o una dinámica que permea a todo el equipo gubernamental? Si fuera la primera suposición, estaríamos de acuerdo en que eso puede corregirse con algo de sensibilidad, pero si fuera una constante en el tratamiento de los asuntos, da lugar a pensar que la situación no se resolverá pronto.
Al margen de todo ello, es importante que al manejar recursos públicos el IEE debe una explicación fundamentada sobre la forma en qué opera para que justifique su proceder reivindicativo. Que exponga públicamente su volumen de gastos, sus partidas, sus destinos, porque la sociedad merece transparencia.
Aunque la gobernadora no ha dicho mucho sobre el tema, ha dejado sentado subliminalmente que hay una percepción en el gobierno sobre el alto costo de operación del IEE y dejado entrever que le agradaría ver un ajuste de sueldos de los consejeros, que ganan más que los asesores de Joe Biden o que un astronauta destacado en USA.
La consejera presidenta se ha cuidado de no exponer este tema de los altos salarios de ella y sus compañeros consejeros. Obvio, no le conviene, pegaríamos el grito en el cielo porque, para empezar, el sueldo de la titular es superior a lo que obtiene nominalmente la gobernadora Indira. Y eso no se vale.
Los ciudadanos en su mayoría apoyamos a las instituciones electorales porque su trabajo evita que andemos de la greña en cada elección. Cada día, son más confiables, se acabó la época de las dudas, aunque hay una amenaza latente de fuerzas económicas o delincuenciales por interferir en los procesos electorales y ocasionalmente de funcionarios de los propios tribunales, pues recuérdese cómo la licenciada Adriana Ruiz Visfocri quiso anular una elección de gobernador en Tecomán para intentar dar paso a una victoria del candidato oponente del Pri, Antonio Morales de la Peña.
Derivado de lo anterior es importante decir que debemos cuidar nuestra democracia, así, aunque tenga sus grandes defectos. Tiene que revisarse la estructura del IEE, dialogarse con franqueza y llegar a acuerdos concretos y benéficos que no lastimen la menguada imagen del gobierno local con un conflicto que no es difícil de resolver.
Porque a las claras se aprecia que hay dos fuerzas, dos voluntades que no dan su brazo a torcer. Por un lado, la gobernadora cuida el interés público al proponer ajuste de salarios a la baja de los consejeros, mientras que estos alegan que su autonomía no le permite a nadie husmear en sus entrañas. Así, algo que impediría un arreglo próximo es el aferramiento de ARV de usar el argumento de independencia y autonomía para fijar su techo financiero sin que nadie lo interfiera ( Ni Indira). No quieren tocar el lema de sus altos sueldos, pues, no quieren sacrificar nada. Solo se está pidiendo dinero sin ofrecer ajustes y eso impedirá, en consecuencia, la solidaridad que espera la institución, sus funcionarios y trabajadores en general.
Veamos en que para ese asunto que ha llevado a los trabajadores a ganar la calle como si los problemas gubernamentales fueran mínimos. Esta situación produce un desgaste de imagen que ha de ser valorado por los asesores (a ver si de , entre tantos, alguno da con la tecla de la efectividad) del Ejecutivo Estatal, a fin de que no se extienda la idea de que se les dificulta la solución de la problemática diaria.