Por Carlos Orozco Galeana
Como si no faltaran problemas en nuestro país, hay nuevos datos presentados por la dirigente cenecista Mely Romero en el sentido de que en Colima se dejó de sembrar unas 7 mil hectáreas este año por falta de apoyo al campo, en tanto a nivel nacional esa cantidad de tierra sin aprovecharse como antes alcanza 6 millones de hectáreas.
Los últimos tiempos no hay muchos materiales de análisis de la problemática campesina en medios informativos, como si existiera una resignación programada sobre la imposibilidad de regresar a otros tiempos, cuando se producía más y se exportaba más aquellos productos de los que hoy somos deficitarios, como el maíz, trigo y otros.
Desde hace varios sexenios no se ha invertido lo suficiente en el campo y se le abandonó prácticamente a su suerte desde el gobierno de Ernesto Zedillo, provocando que se tuviera que realizar compras en el extranjero de semillas y granos. «Cómo queremos tener precios bajos, si no tenemos producción, nos afectó el convenio con los Estados Unidos a través del Tratado de Libre Comercio, hoy T Mec, para que México le comprará todos esos productos»., planteó recién la economista María Enriqueta Basurto Vargas.
Al campo lo han ido estrangulando financieramente año tras año sin que en las cámaras legislativas se muestren signos de comprensión sobre el significado económico-social de normas y acuerdos y de políticas presupuestales. Los asuntos del campo no han sido prioritarios para representantes y gobernantes que en su mayoría desconocen su situación, no se asesoran ni convocan a los que sí saben y vemos como grandes extensiones de tierra por todo el país sufren sequía, falta de productividad e incluso una realidad difícil de modificar como es la alta criminalidad que ha alcanzado a defensores de la tierra en entidades con riqueza forestal. Afortunadamente, los últimos meses pudo aliviarse un poco por el buen temporal de lluvias en regiones del norte del país.
Mely Romero, lideresa cenecista que está recuperando el papel de vanguardia de esa organización pues estaba prácticamente convertida en un membrete, hace un llamado a legisladores federales para que trabajen y acuerden un presupuesto digno para el campo, para que siga dando trabajo a las familias, se produzca más y se progrese apropiadamente.
Mely, que se mantiene con una presencia muy importante en el espectro político, lamentó que Colima era no hace mucho tiempo líder en producción de diversos frutales pero que en cuatro años todo se vino abajo y está en el lugar 15, y todo eso tiene que ver con el apoyo disminuido a productores. En consecuencia, la pobreza ha aumentado y la economía de insumos se ha vuelto más difícil de sostener.
Otro rasgo más que comentó Mely en entrevista con Diario El Noticiero del 12 del presente mes, fue la falta de esquemas de aseguramiento en caso de sequías, inundaciones y siniestros “para lo cual se requieren recursos extraordinarios”; y finalmente, apuntó que de cada cien pesos de presupuesto solo se destina al campo 85 centavos.
Por lo demás, en esta época faltan recursos en todas partes, hay millones de personas atoradas en su desarrollo porque el Estado no ha superado problemas de organización, de administración, de tipo fiscal, educativo, de producción y competitividad, de dispersión de poderes, de falta de voluntad política e incertidumbre sobre lo que hay que cambiar.
Esos son datos duros que evidencian un rezago o ausencia gubernamental en un aspecto esencial para la población; los recursos se han repartido al gusto del Centro, como cuando se ha apostado por tres obras magnas de las que no se sabe si serán redituables a futuro, dejando al campo como un sector descuidado y deteriorado.
En otro apartado de ideas, Mely dejo entrever que urge una nueva sociedad rural y no solo algunos de sus sectores, reconociéndole este carácter a la actividad agropecuaria, así como una política de producción de alimentos basada en la soberanía alimentaria, en la que se establezcan mínimos porcentajes de producción nacional que no sean negociables frente a ningún tratado comercial con otro país.
En resumen, apura que el gobierno federal le eche un vistazo a su política agropecuaria y convoque a productores y organismos de apoyo a la elaboración de un proyecto de recuperación sostenible bajo la premisa de que el país no debe depender de la producción del extranjero en la rama productiva en la que todavía podemos trascender.
Mely, pues, no quita el dedo del renglón y está atenta a los problemas del campo y al lado de los intereses de los productores proponiendo soluciones y no solo quejándose de lo que no se hace en ciertas áreas gubernamentales.