TAREA PUBLICA
Por: CARLOS OROZCO GALEANA
Los últimos tiempos hemos visto un crecimiento – muy afortunado por cierto – en la participación política de las mujeres. Han irrumpido en ella senadoras, diputadas federales, alcaldesas y diputadas locales y eso es benéfico para la acción social organizada.
Resulta bueno porque los últimos años las mujeres casi no ganaban nada en las urnas, competían pero hasta ahí; el pastel era siempre para los varones y si acaso les otorgaban alguna posición plurinominal como de lástima. Quizás para que no la hicieran de tos.
Pero las cosas han cambiado, Con algunas excepciones, observamos en Colima el trabajo de mujeres talentosas, trabajadoras incansables que creen en la política como una vía de transformación social. Y desde luego, con su dinamismo y sus resultados le están poniendo el ejemplo a compañeros suyos que tienen alguna representación.
Por ser personajes muy interesantes, es que el Círculo de analistas políticos ha dialogado con varias de ellas, las ha escuchado con atención y sabido de sus actividades, sus proyectos; sin excepción, han dejado un grato sabor de boca.
El turno fue el pasado lunes para la senadora Gaby Benavides, mujer muy sencilla y agradable que respondió a los cuestionamientos sin desdeñar ninguno. Refirió la elaboración de tres iniciativas suyas, siendo la más importante la que involucra a API como entidad que debiera aportar más recursos para el desarrollo de Manzanillo sin que importe la voluntad de quien sea su director.
Esta iniciativa fue aprobada en el Senado y actualmente es analizada en la Cámara de Diputados. Plantea que de los excedentes anuales, se transfiera a los municipios donde haya puerto un 30 por ciento. Puso un ejemplo: cuando fue alcaldesa, el excedente de Api fue de mil millones de pesos, por lo que de ser aprobada dicha iniciativa se estarían recibiendo beneficios en el 2021 quizás por unos 300 millones si los excedentes son igualmente cuantiosos.
Reveló que Manzanillo obtiene tan solo 120 millones de pesos anuales del Fondo Aduanero, mientras que Nuevo Laredo, Tamaulipas, 25 mil millones de pesos, “lo que es muy desproporcionado”. Es evidente que esa ley tiene que modificarse porque es inequitativa e inoperante en estos tiempos. Los pobladores solo presencian el desarrollo de los puertos, pero no se benefician justamente y acaso muchos sufren los estragos, pues con las actividades portuarias aparecen fenómenos difíciles de contralar como el narcotráfico, y el contrabando de mercancías y, con ambas, la inseguridad.
Yo le pregunté su opinión sobre la cancelación de las zonas económicas especiales, un programa del gobierno anterior que estableció políticas económicas preferenciales para que la iniciativa privada participara en el desarrollo de varias regiones de gran potencial económico en el sur del país. Gaby dijo que por lo pronto no se podía valorar los efectos de esa política pero que transcurrido un tiempo adecuado podría saberse si fue efectiva o no su desaparición.
Una segunda interrogante que le hice, ya dentro del ámbito político, fue sobre las posibilidades reales de que su partido, el Verde, pudiera aportar el candidato a la gubernatura en una alianza con Morena y PT, lo que consideró “muy viable”, señalando que Virgilio Mendoza está más que puesto si, antes de las nominaciones, se encuentra al menos entre los tres primeros candidatos en aceptación. Dijo que Virgilio encarna una alternativa pacífica, de diálogo y trabajo para Colima por lo que consideró que está muy por delante de las posibilidades que ella pudiera tener por su calidad de mujer o por ser actualmente senadora. Pero de algún modo, está en la jugada como emergente del Verde.
Con claridad, expuso finalmente que seguirá trabajando por el Estado y por Manzanillo en lo particular, incluso con una propuesta de colaboración, que ha sido permanente, respecto a la presidenta municipal Griselda Martínez.
Pienso que nuestros políticos deben ganar en madurez y hacer a un lado sus intereses personales, dejar de rezar para su santo y trabajar más por Colima. El tiempo se va muy rápido y solo los que trabajen dejarán una huella visible y positiva.
El ejemplo aciago de lo que no debe hacerse en política lo da por ahora Morena, con liderazgos divididos en las entidades y a nivel central, con una clase política trastornada y ambiciosa que deja muy mal parado al presidente López Obrador, que ya no sabe qué hacer con tanto conflicto ahí y con tantos envidiosos acelerados. . . . .