El ARCÓN DE HIPATIA
Por. Saraí AGUILAR ARRIOZOLA
A cinco meses de comenzada la guerra, como siempre pasa, hay víctimas totalmente ajenas a los conflictos de los poderosos que inician la destrucción: mujeres que ven sus vidas destrozadas, niños que quedan en la orfandad o el desamparo. Los horrores son incuantificables. Pero para algunos… todo es buen momento para una selfie.
Y eso lo tomaron al pie de la letra diputados federales de Movimiento Ciudadano y del PAN, pues decidieron emprender un viaje a Ucrania con el fin de “llevar un mensaje de paz”. Los asistentes fueron Riult Rivera, por parte de Acción Nacional, así como Salomón Chertorivski, Julieta Mejía y Jorge Álvarez Máynez, de MC.
Y las redes se encendieron.
Si bien no se cuestiona el pago del viaje, pues ellos mismos avisaron que éste se cubrió con recursos propios y con una invitación del gobierno ucraniano, ni se caerá en el pantano de si mejor se dedican a trabajar en el plano nacional que en el internacional –pues uno no es excluyente de lo otro–, no son de echarse en saco roto las quejas de algunos usuarios de redes. Más allá del tono, ciudadanos reprocharon a los legisladores, sobre todo de MC, que hay mucho que ver en las entidades que ellos gobiernan.
Es válido revisar lo que sucede en la sensibilización de diferentes actores sociales, entre ellos los políticos que usan como ambientación un lugar abatido por guerra y desolación.
“Turismo de guerra”, lo llamaron algunos usuarios de redes. Al respecto, hay más de un especialista y artículos que hablan del llamado “turismo humanitario” que en apariencia tiene el propósito de ayudar a las víctimas, pero la realidad es que cumple el objetivo que persigue toda actividad turística: ocio y esparcimiento.
Esto es lo mismo que sucede con el llamado “turismo de guerra”, duramente cuestionado por representar la experiencia del conflicto bélico como si fuese un simulador en tiempo real, y acusado de falta de ética por lucrar y mostrar insensibilidad ante los acontecimientos trágicos que se muestran como escenografía en las fotos que se presumen en redes sociales, como si se tratara de un paseo intrépido.
Si los legisladores mexicanos desean que el viaje no sea calificado como tal, deberían aprovechar las ácidas críticas de los usuarios para reflexionar y cuestionarse:
¿Cuál es el motivo real del viaje? ¿qué agenda programática se llevará a cabo? ¿De qué manera o en que medida los residentes del lugar, en este caso la población ucraniana, verá un impacto positivo por dicha vista? Y el más relevante: el escenario de guerra, ¿es visto como un paisaje principal en el cual se busca resaltar los destrozos de ésta? ¿O es simplemente secundario, como una ambientación para una buena imagen y likes?
¿A cuántos de nosotros nos gustaría, si nuestra casa sufre un desperfecto, que gente ajena llegara a tomarse fotos para subirlas en las redes sin un carácter informativo o de ayuda? A nadie. Pero, ¿acaso en condiciones de guerra todo se vale?
Columna publicada con la autorización de Saraí AGUILAR ARRIOZOLA