Gracias a un diente, una estudiante de una universidad australiana ha conseguido llenar el hueco evolutivo del carnívoro ornitorrinco gigante, que se extinguió al menos hace cinco millones de años.
Antes del descubrimiento, los fósiles encontrados sugerían que las especies de ornitorrinco iban reduciendo su tamaño, al igual que el de sus dientes, con el tiempo.
«Una nueva especie de ornitorrinco, incluso una que está muy incompleta, es una ayuda muy importante para entender a estos fascinantes mamíferos», dijo la estudiante Rebecca Pian en un comunicado.
Pian trabajaba en la recogida de fósiles al norte de Australia, en la zona patrimonio de la humanidad de Riversleigh, cuando descubrió la especie al ver un desproporcionado diente. Los detalles se conocerán este mes en el Journal of Vertebrate Palaeontology.
Basándose en el tamaño del diente, la especie extinta probablemente mediría alrededor de un metro de largo, casi el triple de los actuales ornitorrincos, de unos 38 cms.
Denominada «Obdurodon tharalkooschild», la especie se identificó en un depósito que está aún por datar, pero que es probable que esté entre los 5 y los 15 millones de años de antigüedad.
«Rebecca fue la primera en darse cuenta de que había un monstruo escondido entre los fósiles de los ornitorrincos», dijo a Reuters el profesor Mike Archer, de la Universidad de Nueva Gales del Sur.
«Era un animal muy peligroso. Si el hombre hubiera estado cerca, habría querido carteles de ‘No nadar aquí: Ornitorrinco gigante comehombres'», dijo.
Aunque los peludos mamíferos con pico de pato dan una adorable impresión, los machos de la especie tienen espolones en sus patas traseras que inyectan veneno.
Hoy el ornitorrinco es una especie endémica del este de Australia, incluida Tasmania, pero el ‘Obdurodon tharalkooschild’ habitaba América del Sur, la Antártida, y el norte y el centro de Australia.