Emily Mann y su amiga habían llegado un poco tarde a la proyección nocturna de «Trainwreck» por lo que en silencio buscaron asientos en las últimas filas de la pequeña sala. La joven de 21 años no se fijó en el hombre que estaba unas butacas más abajo hasta que, transcurridos unos 20 minutos de película, se levantó y comenzó a disparar a los espectadores.
«Oyes un disparo fuerte y no estás segura de lo que es porque nunca sería eso. Y después oyes otro y otro y otro, y te das cuenta de que eso no son efectos especiales», dijo Mann hablando a la Associated Press sobre la brutal tiroteo del jueves por la noche en un cine de Lafayette.
John Russell Houser, de 59 años, se levantó sin mediar palabra y comenzó a disparar, provocando un escenario horrible de sangre, agujeros de bala, casquillos vacíos y efectos personales, como bolsos y carteras, abandonados en un lugar que se supone es un oasis para escapar del estrés de la rutina diaria.
En medio de la tragedia, surgió una historia heroica: La profesora de inglés de secundaria Ali Martin, que recibió un disparo en la rótula, logró llegar a la alarma de incendios y accionarla. La policía dice con este gesto salvó vidas, alertando a las 300 personas que estaban en enorme edificio de que algo no iba bien.
La policía sostiene que Houser intentó salir del edificio camuflado entre la multitud mientras sonaba la alarma. Pero se dio la vuelta cuando se le acercaron agentes de policía, recargó su arma y disparó contra la multitud antes de suicidarse en el interior de la sala, agregó.
«Esta es una acción sin sentido, trágica», dijo el jefe de la policía de Lafayette, Jim Craft. «¿Por qué venir aquí y hacer algo así?».
Los investigadores recuperaron los diarios de Houser, estudiaban sus publicaciones en internet e intentaban reconstruir sus movimientos para detectar un motivo y ofrecer a las familias de las víctimas lo que el coronel de la policía del estado de Luisiana, Michael Edmonson, llama «un cierre».
Craft dijo que el atacante compró el arma de forma legal en una casa de empeños en Phenix City, Alabama, el año pasado y que había estado en ese cine en más de una ocasión, tal vez para determinar «si había algo que pudiese ser un blanco fácil para él».
Vivía en Louisiana desde principios de julio, en una habitación del Motel 6 llena de pelucas y disfraces. Su única conexión conocida en Lafayette era un tío que murió en la ciudad hace tres décadas.
Los detalles sobre la salud mental de Houser surgieron rápidamente, haciendo que las autoridades de Louisiana y Alabama lamentasen la falta de financiación de los servicios de salud mental en el país.
Documentos judiciales describen un comportamiento errático y amenazas violentas que llevaron a su breve hospitalización involuntaria en 2008, además de una orden de alejamiento que impedía que Houser se acercase a miembros de su familia. El atacante «tiene un historial de problemas de salud mental, es decir, depresión maníaca y/o el trastorno bipolar», dijo su esposa, de la que se separó, al juez.
Formado en contabilidad y derecho, fue propietario de bares en Georgia — incluyendo uno en cuya fachada izó una nazi como declaración en contra del gobierno. Fue agente inmobiliario en Phenix City. Pero en un currículo elaborado por el mismo Houser, publicado en internet, dice que lo que realmente le gusta hacer son declaraciones provocadoras en reuniones del consejo local y en los medios de comunicación.
En la década de 1990, en un programa con llamadas en directo de una filial de la televisora NBC, Houser animó a una respuesta violenta al aborto y criticó a las mujeres trabajadoras, recordó el presentador Calvin Floyd. Era un «hombre enojado» que era lo contrario a un demócrata y que provocó numerosas respuestas telefónicas, agregó.
Houser escribió que participó en 60 episodios de «Rise and Shine WLTZ» en Columbus, Georgia, donde «invité a la controversia política en cada uno de ellos, y disfruté cada minuto».
En los últimos años, Houser se radicalizó con mensajes de ultraderecha en internet, donde elogió a Adolf Hitler y aconsejaba a la gente no subestimar «el poder de un lobo solitario», según el Southern Poverty Law Center.
Los motivos que llevaron a Houser a matar el jueves por la noche siguen siendo un misterio.