Colima.- Una imagen con la que a diario convivimos los que habitamos cierta zona del territorio colimense y de Jalisco es la del Volcán de Colima.
Podemos ver una panorámica o aspectos, dependiendo del lugar en el que nos encontremos o el lente de la cámara que tengamos; pero estar en la cima, en el bordo del cráter, eso no es un evento de todos los días.
Este 30 de abril del 2018, el fotógrafo mexicano Santiago Arau Pontones, sorprendió con su ‘dronie’ desde el Volcán de Colima, la espectacularidad de lo que obtuvo este artefacto radica en que Santiago, acompañado de María Paula Martini, está en el bordo del cráter.
Un descubridor de la naturaleza, así es como se define Santiago al ser entrevistado por AFmedios, asegura que no es un valiente ni un idiota porque antes de realizar el ascenso obtuvo el permiso, además de tener experiencia en este tipo de escalamiento, la condición necesaria para hacerlo y el conocimiento de los riesgos que implica.
¿Cómo llegaron hasta ahí? es la pregunta que muchos se hacen al ver la imagen de estos intrépidos fotógrafos al borde del cráter; la respuesta se dice fácil, cuatro horas de ascenso desde el lugar conocido como el playón y una en el descenso.
Sin embargo, ejecutar esta acción implicó cargar más de 20 kilos del equipo que requerían para tomar las fotos y videos, tener conocimientos de alpinismo, porque a partir del lugar conocido como “el volcancito”, localizado alrededor de 3 mil 500 metros de altura sobre el nivel del mar, el recorrido que sigue es casi vertical.
La superficie por la que suben es en parte rocosa, pero también se comprende de arena lo que dificulta el ascenso al hundirse los pies; sin embargo el descenso es más rápido, porque la misma arena hace que se deslicen y puedan avanzar con mayor facilidad.
Una mezcla de miedo, de incertidumbre y de vulnerabilidad, contra una felicidad, emoción e incredulidad son las emociones que este fotógrafo describe al estar en el cráter del Volcán de Colima.
“Es uno de los días más felices de mi vida, poder haber estado en Colima, y haber visto esto, estar frente a un monstruo y poder contemplarlo ahorita tranquilo, pero pensar que cuando despierta aquel dragón saber que es tan destructivo, no porque la naturaleza lo sea, sino porque no estamos hechos para vivir en esas circunstancias”.
Lo que pudo observar en el cráter son las rocas amarillentas por los fluidos que el propio Volcán genera, así como el vapor de agua que de vez en vez se genera.
Se siente afortunado de poder haber vivido la experiencia, de haber regresado y estar contándola.
Señaló que la temperatura en esa zona es de 25 a 30 grados centígrados y que la tierra no está caliente.
El vapor de agua que sale, sí está caliente pero no quema, lo que se percibe es un olor como a azufre y se siente que pica en la nariz, por lo que tuvieron que llevar una especie de mascarillas para respirar sin ninguna de estas molestias.
Tiene 38 años de edad y cerca de 15 dedicándose a la fotografía, ha realizado otros ascensos, entre ellos al Tacaná en Chiapas, el Paricutín en Michoacán, el Iztaccíhuatl en límites de México y Puebla, Pico de Orizaba límites de Puebla y Veracruz, el Bárcena en el Archipiélago de Revillagigedo, Cráter El Elegante en Sonora y el Nevado de Toluca.
Su trabajo es documentar el territorio de México, los volcanes están siendo un eje primordial, pero también tiene el aspecto urbano y para ello está utilizando el dron.
“Lo que sí quiero aclarar es que mucha gente que ha visto el video, comienza a hacer sus planes como para subir, la idea del video no es incitar a que la gente suba, es mostrar la belleza”.
En el siglo pasado, cerca de 1920, luego de la gran erupción de 1913, se menciona que había ascensos al cráter como excursiones o paseos, debido a que el coloso tenía un periodo de relativa tranquilidad.
Incluso, antes de la erupción de 1998 investigadores del Observatorio Vulcanológico de Colima, acudían periódicamente a realizar mediciones de temperatura y gases de fumarolas; en esta época también estaba en calma el Volcán.
Después de las últimas explosiones en 2017, concretamente la del 3 de febrero, el Volcán ha presentado una actividad a la baja, sin que esto signifique que está «dormido» como ocurrió en 2012, cuando no había ningún tipo de señal.
De acuerdo a los investigadores, ahora hay señales sísmicas que indican que siguen moviéndose fluidos y que pueden presentarse pequeñas explosiones sin precursores, es por ello que la zona de exclusión continúa siendo de 5 kilómetros a la redonda del cráter del Volcán, así lo ha especificado la Unidad de Protección Civil de Colima a través de sus redes sociales.
Fotos cortesía Santiago Arau
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