México.- Más de 40 especies vegetales endémicas como cactáceas, crasuláceas y orquídeas que están en alguna categoría de riesgo, podrán ser conservadas con la participación y corresponsabilidad de la sociedad civil y el Centro de Adopción de Plantas Mexicanas en Peligro de Extinción, ubicado en la tienda Tigridia del Jardín Botánico (JB) del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
El proyecto, ideado por Javier Caballero Nieto y Linda Balcázar Sol y apoyado por la Asociación de Amigos del JB, promueve la participación ciudadana para conservar plantas en alguna de las cuatro categorías de riesgo, consideradas en la Norma Oficial Mexicana NOM-059: sujetas a protección especial, amenazadas, en peligro de extinción y probablemente extintas en el medio silvestre.
“El Jardín Botánico, sitio emblemático y el más grande de su tipo en el país, tiene una gran importancia como promotor de la conservación vegetal del país, así que no hay mejor lugar para establecer una iniciativa de este tipo”, afirmó Víctor Manuel Sánchez Cordero, director del IB.
En la inauguración del Centro de Adopción, explicó que éste establece un programa de concientización sobre la problemática de las plantas en peligro de extinción, dirigido a la sociedad.
Es una socialización de un tema importante en un país megadiverso, una ecuación virtuosa de dos variables: por un lado, la ciencia que se acerca a la sociedad y, por otro, esta última que adquiere un compromiso de adopción de una planta para darle cuidado y seguimiento, planteó.
Existen 945 especies de plantas en riesgo
México, con más de 24 mil especies de plantas endémicas, es el quinto país más rico del mundo en términos de diversidad vegetal, esencial para la vida del planeta, por ello, es indispensable nuestra atención, cuidado, respeto y uso sostenible, destacó Javier Caballero Nieto, jefe del JB e investigador del IB.
Desafortunadamente, subrayó, tal riqueza está cada vez en mayor riesgo, pues de esas 24 mil especies, por lo menos 945 están en algún nivel de riesgo y han sido incluidas en la NOM-059.
“Esta norma, hecha por especialistas, nos indica las que requieren cuidado especial para que no desaparezcan, pues son endémicas y si se extinguen aquí, no existirán más en el mundo”, añadió.
El Jardín, subrayó, está comprometido con la conservación vegetal y sus colecciones resguardan al menos 300 especies de las 945 en riesgo, así que es una moderna arca de Noé, con germoplasma disponible para repoblar especies en sus ambientes naturales.
“Es un esfuerzo importante, pero no suficiente. La mejor forma de retirar a una especie de la NOM-059 es que se cultive, se propague y esté disponible”.
Por ello, el Centro de Adopción es una invitación para que la sociedad civil participe y se corresponsabilice en el cuidado de estos organismos, que han sido reproducidos por métodos tradicionales, con semillas y por otros más modernos, como el cultivo de tejidos y la clonación.
En la primera fase de este proyecto se podrán adoptar plantas de más de 40 especies y más adelante se incluirán otras que ya se han logrado cultivar en el Jardín Botánico.
“Quien se interese se convertirá en madre o padre adoptivo de una porción crucial de la biodiversidad. La idea es que cada participante sea un actor para la conservación. No queremos ser simples observadores de la destrucción de los ecosistemas, sino contribuir y abrir una opción para que todos los que visitan el JB sean actores en este proceso”, destacó Caballero Nieto.
Red Ciudadana para la Conservación
El proyecto creará una Red Ciudadana para la Conservación de la Diversidad Vegetal, pues cada individuo que adopte llenará una papeleta con sus datos; con ello se creará una base de las especies y los lugares donde se resguardan, para constituir una red de germoplasma protegida por personas.
“Si por alguna catástrofe natural o antropogénica desaparecieran algunos de estos ejemplares de su hábitat natural, tendremos germoplasma disponible”, acotó.
En su oportunidad, Patricia Dolores Dávila Aranda, botánica y directora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, felicitó este esfuerzo e invitó a replicarlo en varias sedes de la UNAM, pues consideró que para que este proyecto sea exitoso se requiere compromiso social.
Por su parte, Linda Balcázar Sol, responsable del área de Difusión del Jardín Botánico, explicó que la adopción es una forma de participación en donde cada persona se convertirá en un nodo de la red y también permitirá fomentar la conciencia y aprender de las plantas.
Cada especie adquirida incluye un certificado de adopción con sus nombres científico y común, familia, distribución, estado de conservación, tamaño, longevidad y datos de cuidado que consideran riego, luz, fertilización y sustrato en el que debe mantenerse. BP