Colima.- El vulcanólogo Juan Carlos Gavilanes Ruiz informó que se están instalando, con el apoyo de estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima, equipos para el estudio y monitoreo de lahares en la zona del Volcán de Colima.
Informó que en dos meses quedará instalado el primer equipo en la barranca Monte Grande, el cual será tomando como ejemplo por del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) para que se coloque uno similar en la zona del Popocatépetl, recordando que un lahar ya provocó víctimas en Santiago Xalazintla, en Puebla.
Dijo que es poco probable que un lahar pudiera afectar una población “pero la posibilidad siempre existe”.
Los lahares se conforman por el flujo de lodo que se moviliza desde las laderas de los estratovolcanes.
Durante los últimos siglos, los lahares han destruido más propiedad pública o privada que cualquier proceso volcánico y han sido los causantes de la pérdidas de miles de vidas humanas.
El vulcanólogo dio a conocer que en la instalación participa gente del Centro Nacional de Prevención de Desastres CENAPRED, del Centro Universitarios de Estudios e Investigaciones de Vulcanología de la máxima casa de estudios y cerca de 50 alumnos de la Facultad de Ciencias, de la licenciatura en ciencia ambiental y gestión de riesgo, que se turnan para hacer estudios de diversos tipos, desde la instalación del equipo de monitoreo o levantando datos de geología o meteorológicos para el estudio de lahares.
Aclaró que el cambio climático, a corto plazo no afectaría la actividad del Volcán, “definitivamente no”.
“Lo que tiene que ver el patrón del clima, y más bien la meteorología, las variaciones del estado del tiempo a lo largo de un día son las tormentas, son las que pueden producir lahares, como las que han afectado las torres de alta tensión en la barranca de Monte Grande que han tumbado dos en los últimos quince años y uno que inundó La Becerrera en el 2000, que sepultó una casa”.
¿Afectaría más un lahar en estos momentos que el volcán en sí? –se le preguntó-
-“Por los signos que hay hoy en día y en los últimos días medidos, así es, sería más probable la afectación por medio de un lahar, ¿cómo?, en caso de que se presentara una tormenta severa, si es probable que ocurriera un lahar, qué pudiera afectar alguna población, hasta el momento es poco probable pero la posibilidad siempre existe”.
Destacó que se tiene recurso humano y sobretodo motivado para trabajar en el programa de monitoreo de lahares, “está muy interesado en participar en estas labores”, así como la vinculación de los estudiantes, “es muy fuerte y más en estos momentos con la licenciatura que se creó en 2007, la de ciencia ambiental y gestión de riesgo”.
“El único inconveniente que hemos tenido es que la transportación a las faldas del volcán, por ser camino de difícil acceso ocupamos vehículos de doble tracción y esos son caros, solamente se tiene uno de ese tipo en la licenciatura y hay más de 50 estudiantes que están en activo, participando en estos trabajos, que son parte de su plan de estudios las salidas de campo”, añadió.
Dijo que la Unidad Estatal de Protección Civil de Colima los apoyó con un vehículo de doble tracción para llevar estudiantes y que el mismo personal de PC ayudará a instalar el equipo de monitoreo de lahares en tiempo real, que ya está funcionando un aparato en la barranca Monte Grande.
“Ya se tiene la señal, un sistema de alerta se compone del equipo que detecta el peligro, se tiene que establecer un umbral de cuando definir que ese peligro es significativo para la población, es uno de los puntos difíciles, la parte más difícil de los sistemas de alerta que la gente entienda el mensaje de la alerta y que tome medida para protegerse”, añadió.
Insistió en que la emisión de la alerta es la parte más difícil y más complicada en México y en todo mundo, “ahorita estamos en posibilidad de ver en tiempo real si está un lahar en proceso o no en la barranca Monte Grande; faltan dos barrancas muy importantes que amenazan comunidades, que son la de la Lumbre, en La Becerrera, en Colima y La Arena, en San Marcos, Jalisco”.
Dijo que aunque la barranca Monte Grande eventualmente llega hasta Quesería, sería muy difícil que un lahar afecte a dicha comunidad de Cuauhtémoc, “tendría que ser uno de un volumen muy grande”.
Informó que la señal del equipo instalando en Monte Grande ya se recibe en la oficina de la Red Sísmica Telemétrica de Colima, que es parte del Observatorio Vulcanológico, así como de los miembros de la Facultad de Ciencias y la directora del proyecto, que es la principal estudiosa de lahares de México, Dra. Lucia Capra, del Centro de Geociencias de la UNAM.
“Se ve la imagen de la barrancas Monte Grande a 2 mil metros sobre el nivel del mar y también la cantidad de lluvia que está cayendo en ese momento y la que cayó los días anteriores”, agregó.
Mencionó que al equipo se le unirá un sensor que mide la actividad sísmica que producen los lahares, es un detector acústico de flujos.
“La parte más crítica de ello es el equipo digital para enviar la señal, ya lo conseguimos en Nueva Zelanda, que son los más adelantados en sistema de alertas de lahares, el Dr. Shane Cronin ya le envió a la Dra. Capra un equipo de digitalización”, añadió.
El vulcanólogo Gavilanes adelanto que espera que en menos de dos meses ya esté instalado el sensor y con ello quedaría completa la primera estación de monitoreo en tiempo real de lahares en el occidente de México.
Actividad del Volcán a la baja
Por otra parte, cuestionado sobre la actividad del Volcán de Colima, informó que está a la baja.
“Durante los últimos años la tendencia general también ha sido muy baja, aunque tuvo una explosión hace como dos meses, la actividad es bastante baja, en general ha sido de la más baja de los últimos cinco años”, añadió.
Dijo que hasta el momento no se ha reportado actividad interna del volcán que pudiera hacer pensar que se está acumulando presión, “no hay señales al respecto”.
“El crecimiento del domo está detenido o muy bajo; el crecimiento es bajísimo, los derrumbes son muy pocos, no ha crecido, perdió aproximadamente una octava o décima parte de su volumen con la explosión de junio”, agregó.
Sin embargo, mencionó, el volumen del domo sigue siendo grande, “eso no quiere decir que necesariamente ponga en peligro las comunidades”.
“Hay simulaciones por computadora que se hicieron basadas en trabajo de campo, ¿de qué pasaría si se viniera abajo este domo?, sólo que hubiera una explosión fuerte que lo destruyera; el domo puede destruirse porque se derrumben pedazos grandes de él que pueden caer en varias direcciones o bien porque una o varias explosiones lo empiecen a destruir; necesitaría ser una explosión fuerte como las de 2005 más o menos como esas para que apenas llegará un poquito de fenómeno peligroso, de oleada piroclástica a los ranchitos que están arriba de La Yerbabuena”, agregó.
Señaló que para saber si un volcán está activo o no se basan en varios parámetros, “el primero es la sismicidad, las vibraciones que se registran sobre la superficie y esas vibraciones pueden ser porque hay magma que se está moviendo debajo, porque hay gas que se está moviendo debajo, porque hay roca que se está rompiendo, porque el magma puede seguir abriendo su camino hacia arriba, en fin por reasentamientos en el interior, material que se está enfriando y que se está reasentando, todos estos movimientos se registran; también se registran los derrumbes externos, hasta las tormentas y los rayos, todas esas vibraciones quedan registradas por los sismógrafos».
Dijo que hay otros parámetros también, pero los sismógrafos detectan toda esta actividad en tiempo real las 24 horas, las recibe el Centro Universitario de Estudios e Investigaciones en Vulcanología y también hay gente de las Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima, del Centro de Intercambio e Investigación en Vulcanología, esos dos centros están trabajando y monitoreando el volcán.
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