Caracas.- Los desconsolados seguidores de Hugo Chávez tomaron este miércoles las calles de Venezuela para acompañar entre lágrimas y vítores al cortejo fúnebre del presidente, cuya muerte marca el fin de una era en el polarizado país que se prepara para una nueva contienda electoral en las próximas semanas.
El carismático mandatario falleció el martes en el Hospital Militar de Caracas a los 58 años, casi dos años después de que le diagnosticaran un cáncer en la pelvis que no le impidió ganar contundentemente un nuevo mandato para gobernar hasta el 2019.
Pero la enfermedad le impidió asumir el cargo. Al igual que durante toda la enfermedad, el Gobierno fue parco con la información y no especificó las causas del deceso.
Un féretro cubierto con la bandera tricolor de Venezuela y adornado con coronas flores inició un lento recorrido por Caracas sobre un automóvil flanqueado por miembros de la guardia de honor presidencial, que se abría paso a duras penas en las atestadas vías capitalinas.
El vicepresidente Nicolás Maduro, su sucesor designado, caminaba al lado con una mano sobre el ataúd y la otra levantada con el puño cerrado. Vestido con la camisa deportiva de Venezuela, el hombre que dio al mundo la noticia de la muerte de Chávez, lucía apesumbrado y cabizbajo.
Centenares de miles de correligionarios del político que dominó sin contrapeso la política venezolana durante 14 años dieron su último adiós al «Comandante Presidente», simbolizando el dolor de millones de compatriotas que idolatraban al polémico militar retirado como un redentor de los pobres y marginados.
Chávez será velado tres días en la Academia Militar, donde inició la vida castrense y que siempre consideró como su «alma mater», hasta que el viernes se celebre el funeral de Estado.
Las lágrimas de rabia, frustración e impotencia se entremezclaban con dramáticas promesas de mantener viva a toda costa la revolución socialista del líder bolivariano, cuya controvertida figura generó amores y odios en toda la región.
«No tengo palabras para tanto dolor. No sabemos si gritar o llorar. Siento que mi Comandante se fue feliz y estoy seguro de que con su lucha el pueblo despertó. Aquí vamos a estar rodilla en tierra y más nunca volverán», dijo emocionada Kimberly García, funcionaria de 39 años.
La gran despedida
El miércoles la mañana, las Fuerzas Armadas despidieron a su Comandante en Jefe disparando 21 salvas en su honor que retumbaron a lo largo y ancho de la nación caribeña, mientras el alto mando militar prometían defender la ruta constitucional.
Ya desde temprano comenzaron a llegar al país los primeros presidentes que asistirán a las exequias, como la argentina Cristina Fernández, el uruguayo José Mujica y el boliviano Evo Morales, mientras el Gobierno seguía recibiendo mensajes de condolencia de todas partes del mundo, desde Estados Unidos a Siria, pasando por numerosos países de Europa y África.
«Para mí sigue siendo el Comandante de las fuerzas libertarias de América y del mundo, de los pueblos socialistas (…) siento que nunca más vamos a ver a un hombre tan solidario», dijo el mandatario indígena Morales a su llegada.
La muerte de Chávez abre un momento de incertidumbre política en el mayor exportador de crudos de América Latina y mantiene en vilo a la región, donde forjó fuertes lazos políticos y económicos vitales para otros gobiernos izquierdistas, como Cuba, Ecuador, Nicaragua y Bolivia.
Todavía no se ha informado dónde reposarán sus restos mortales, que sus partidarios piden que sea enterrado en el Panteón Nacional al lado de su adorado Simón Bolívar, prócer de la independencia venezolana en el siglo XIX que el mandatario asumió como referente y guía máximo de su proyecto político.
Las tomas aéreas trasmitidas en cadena de radio y televisión mostraron las principales avenidas de Caracas atestadas por una multitud vestida de rojo -color que identifica al chavismo-, que portaban fotos del líder socialista, agitaban los puños al aire y cantaban canciones de apoyo como «Chávez corazón del pueblo».
«Duele mucho, fue como un padre para nosotros que nos enseñó a amar la patria, a cuidar nuestro futuro y nuestra soberanía», dijo entre lágrimas Madeleine Gutiérrez, arquitecta de 29 años, mientras se abrazaba desconsolada con otros correligionarios en la simbólica Plaza Bolívar de Caracas.
Con información de Reuters
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