Un aplauso silencioso invadió la noche del 21 de febrero el Teatro Hidalgo, con todas las localidades ocupadas, el público aprendió a reconocer el trabajo de la comunidad silente y de las personas con capacidades diferentes, levantando sus brazos y moviendo las manos para transformar un gesto que es comúnmente audible en una señal visible, silenciosa, pero igual de emotiva y plena de significado.
Con la presentación de la obra “Reseña histórica de la conquista de Colima” de Vera Vázquez, bajo la Dirección de la Maestra Ofelia Figueroa, acompañada de números de música y baile interpretados por los alumnos del Centro de Atención Múltiple Jean Piaget, el Teatro vive una noche diferente en la que la idea del arte como un cohesionador social queda de manifiesto, al permitirnos conjugar factores que de primera vista parecen divergentes. El evento corrió a cargo del Gobierno del Estado a través de su Secretaría de Cultura, la Supervisión No. 5 y la Sudirección de Educación Especial.
La celebración de los Cincuenta años de la Educación Especial es una gran oportunidad para reflexionar sobre el trabajo y esfuerzo que como sociedad hacemos para lograr esquemas equilibrados y participativos en los que todos tengamos las oportunidades necesarias para un desarrollo de nuestras capacidades y sensibilidad, de cara a una integración social eficiente, que no sea solamente un discurso políticamente correcto o una intención buena, sino una relación funcional que nos permita sentirnos en contacto, comunicación y enlace con los otros.
Sin duda, éste grupo de niños y jóvenes, acompañados de sus maestros, vienen al teatro a darnos una gran lección, al mostrarnos que la comunicación sólo tiene las barreras que nosotros mismos le imponemos, que si no podemos escuchar es entonces cuando hay que abrir bien los ojos y apreciar la mirada, que al no ver, el oído podrá ser nuestra guía, que al no caminar siempre habrá ingenio suficiente para ir de un lugar a otro, siempre y cuando nunca dejemos de sentir. Y en esa noche especial, nos hicieron sentir, seguramente más de una persona aguantaba las lágrimas que la emoción de presenciar ese acto multiplicó en la sala cuando en el lenguaje común pudimos leer «Aprende con nosotros el lenguaje de señas», sin duda una noche especial, ya que no siempre en el Teatro se escucha contundente, emotivo, y vigoroso, un aplauso silencioso