Y cada ola es un golpe
Por: Ihovan Pineda
Son de Mar (Premio Alfaguara de Novela 1999), de Manuel Vicent, es, en mi lectura, un siempre homenaje a la Odisea, al Ulises, al mar, al amor, al tiempo, al naufragio que es la vida; un homenaje para los que se van y regresan, y a veces no regresan; cada ola en esta obra es un golpe.
Y ahora, que la vuelvo a leer, con música de fondo de James Horner, ya saben cuál, descubro, otra vez, como la primera vez, aunque las primeras veces nunca se repiten, que para ser contemporáneo hay que ser clásico, es decir, tener siempre presente a los clásicos. En Son de Mar hay una historia de amor que puede leerse en clave simbólica, de referencias mitológicas, donde “los muertos vuelven si los llama el amante con la fuerza necesaria”. Hay también, erotismo y sensualidad, porque hay deseos y locura. Hay un sujeto que regresa pero que ya no es, como tampoco lo es quien lo recibe, porque quien se va regresa, pero no vuelve, porque no es el mismo. Sí, después de veinte años regresé a su lectura, porque me acordé que su personaje, Ulises, regresó después de diez años. En fin, aquí les comparto la sinopsis del libro, de lo que trata, para quien desee, como dijo el poeta, sumergirse en las aguas profundas de la vida, del mito y del amor.
“En una playa de un pequeño pueblo costero del Mediterráneo aparece el cadáver de Ulises Adsuara, profesor de lenguas clásicas y vecino de la localidad, a quien desde hace más de diez años se tenía por ahogado. En otra playa encuentran también el cuerpo de Martina, su ex mujer. El misterio envuelve estos sucesos, aunque se intuye el trágico final de una historia de amor imposible y absurda. Tras este sorprendente comienzo, el resto de la novela reconstruye las vidas de Ulises y Martina desde que se conocieron hasta el desenlace final”.