Yo sí lo quemaba todo

#CrónicasMaternas

Por: Citlally VERGARA

Seré breve y lo más clara que pueda.

Desde la semana pasada, y más en últimos días, el timeline de mi Facebook está plagado de noticias sobre feminicidios, alertas sobre mujeres desaparecidas, niñas y bebés arrebatadas de sus madres, pedófilos, agresiones, golpes, muertes de mujeres y niñas… un largo y triste etcétera.

El otro día (he de se sincera) lloré al ver a mi Infanta. Me invadieron las lágrimas y se apoderó de mi pecho el miedo, el vacío y la impotencia de pensar que eso puede pasarle. El coraje de saber que cosas como el acoso callejero le pasarán más de una vez.

En este México donde 6 de cada 10 mujeres han vivido algún tipo de violencia y todas han sido acosadas en algún momento de su vida. En este país donde matan, en promedio, a 10 mujeres al día porque “se puede” y donde una de cada 10 de esas mujeres es una niña menor de edad.

El año pasado niñas fueron víctimas de feminicidio mil seis mujeres, 98 de ellas menores de edad.

En días pasados, el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero señaló que el delito de feminicidio se ha incrementado en los últimos cinco años, pero aclaró este delito es uno de los que tiene mayor cifra negra, es decir que no se denuncia.

Explicó que el aumento de las cifras en los últimos años no se debe, precisamente, a que haya aumentado el delito, sino a que se denuncia más y auguró que con la tendencia nacional de visibilización, se espera que la cifra continúe avanzando.

Además recordó que existen muchos homicidios a mujeres que no son tipificados como tal, porque existen otras características que los encasillan en otros delitos de “mayor rango” o de orden federal, pues la tipificación de feminicidio aun depende de los requisitos de cada estado.

Si somos claros, existe una cifra muy alta de homicidios de mujeres, por razones de género, que falta por destapar. Y sí, vengan sus “mueren más hombres que mujeres”, pero los motivos siguen siendo distintos. A nosotras nos matan por ser mujeres, por creer que somos objeto que se debe poseer.

¿Qué pensar? ¿qué hacer? ¿qué sentir? Pienso que nos queda crear una legión de rebeldes, enseñar a las nuestras a identificar, prevenir, denunciar, no tolerar y actuar. Y rogar a la deidad de su preferencia que nunca se tenga que ver en la necesidad de emplear estos conocimientos en un “hecho práctico”.

¿Si tú me preguntas? Yo sí lo quemaba todo, absolutamente TODO, si alguien se atreviera a arrancarle a mi hija su derecho de vivir.

Porque me desvivo todos los (p*tos perros) días para acompañar su crecimiento, para hacerla reír, para cuidarla y amarla, como para que alguien con ínfulas de “macho dominante” le quite la vida, la violente o la agreda.

Vamos, si me emputo porque le hacen mala cara, imagínense si la tocaran.

Repito, si me preguntas a mí, yo lo tiraba todo, lo quemaba todo, gritaba todo, rayaba todo, tumbaba todo… porque aún con los escombros en mis pies, nada le devolvería a mi hija su vida (que tampoco es mía) y no sé si pudiera vivir con ese vacío en el alma.

Así que: compañeras, a la lucha, desde su trinchera, a su modo, como puedan, como quieran. Que la lucha de hoy será por la libertad de las que vienen detrás.

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