La estrategia de México contra el tráfico de drogas ha implicado que «el éxito de un país se convierta en el problema de los demás», pues en Centroamérica y el Caribe se han fortalecido actividades violentas vinculadas a organizaciones criminales extranjeras, dice Antonio Mazzitelli, representante en México de la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas (UNODC).
«La estrategia de seguridad que ha implementado México en estos últimos seis años ha hecho de Centroamérica y del Caribe lugares mucho más importantes para algunos flujos de bienes ilícitos como puede ser la cocaína, pero los grupos criminales autóctonos ya trabajaban allá, ya controlaban el territorio, y ahora los grupos extranjeros han encontrado allá mayores espacios y seguramente partners (socios) siempre más fuertes», explicó Mazzitelli.
El crecimiento de ambos grupos se explica en parte porque las actividades y los métodos que emplean son diferentes, lo que les permite involucrarse con varios grupos locales y pactar alianzas en países como El Salvador, Honduras y Guatemala, según el informe Delincuencia Organizada Transnacional en Centroamérica y el Caribe: Una Evaluación de las Amenazas dado a conocer en septiembre pasado.
El cártel dirigido por Joaquín El Chapo Guzmán, es visto como una «multinacional de las drogas» con un aparato operativo para producir, distribuir y comercializar drogas; mientras que Los Zetas son identificados como un «modelo paramilitar que se hace del control del territorio», explicó Mazzitelli.
La UNODC destaca que al menos desde 2008, Los Zetas han establecido alianzas en Guatemala con bandas criminales locales como Los Lorenzana que actualmente se enfrentan a los grupos de Los Mendoza y Los Leones, que tienen vínculo con el cártel del Pacífico.
En El Salvador, desde el 2010, el gobierno de Mauricio Funes advirtió de vínculos de ese grupo delictivo con la banda Mara Salvatrucha.
Según el informe, Los Zetas están involucrados en el tráfico de migrantes, la trata de personas, contrabando de armas y el tráfico de drogas en Centroamérica, mientras que el cártel del Pacífico, es identificado como el grupo encargado de mover narcóticos en la región traídos desde Sudamérica y para llevarlos hacia Estados Unidos.
«En respuesta al creciente ambiente inhóspito en México, los traficantes han trasladado su enfoque hacia nuevas rutas a lo largo de la frontera entre Guatemala y Honduras, luchando por nuevas plazas a lo largo de la región. El desplazamiento hacia el Caribe sigue siendo una amenaza», es una de las conclusiones del informe.
Según la UNODC, el 90% de la cocaína que llega a Estados Unidos desde México pasa por Centroamérica.
Mazzitelli considera que México está obligado a compartir su propia experiencia de combate al crimen organizado con Centroamérica, haciendo énfasis en cómo utilizar técnicas de inteligencia contra estos grupos criminales.
«Los gobiernos necesitan construir sistemas de justicia penal efectivos, humanos y eficientes», cita el informe de la UNODC.
También destacó el papel de Estados Unidos apoyando a la región en la construcción de instituciones confiables y democráticas.
«Hablamos de responsabilidad compartida, en desarticular ese círculo vicioso que genera violencia, que genera impunidad, que genera desconfianza hacia las instituciones e iniciar un círculo virtuoso que al contrario produce legalidad», dijo Mazzitelli.
La Estrategia Nacional de Seguridad se implementó en diciembre de 2006, cuando Felipe Calderón ordenó que fuerzas federales combatieran a los grupos dedicados al tráfico de drogas. El presidente ha reconocido que esto provocó que, al ver afectadas sus ganancias, «ampliaran» sus actividades criminales a otros países y ha solicitado a su sucesor, Enrique Peña Nieto, que no «se eche para atrás» en el combate a la delincuencia.
Con información de CNN